Volatilidad en Argentina podría empeorar antes de asunción de Milei; ajustes afectarán demanda interna y crecimiento – Moody’s

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La estabilización de las condiciones macroeconómicas en Argentina probablemente requerirá fuertes ajustes que tendrán un impacto negativo en la demanda interna y las perspectivas de crecimiento a corto plazo, advierte la calificadora de riesgo Moody’s. Por otra parte, vaticina altas probabilidades de un default para 2024 o 2025 si no se cumplen con las expectativas políticas y financieras.

El informe de la calificadora estima que la prioridad del nuevo presidente electo será abordar los graves desequilibrios macroeconómicos que afectan la economía, entre los que se destacan la gran escasez de divisas con reservas netas negativas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), una inflación anual de tres dígitos e importantes distorsiones de los precios relativos.

“La volatilidad económica y financiera podría empeorar en las semanas previas a la toma de posesión de Milei, particularmente en lo que respecta al tipo de cambio del mercado paralelo. No esperamos que el gobierno saliente implemente medidas de ajuste para facilitarle la tarea al nuevo presidente de abordar los desequilibrios macroeconómicos. Además, una vez en el poder, el gobierno entrante podría descubrir información no revelada por el gobierno saliente que involucre reservas fiscales e internacionales peores de lo esperado, lo que dificultaría aún más los esfuerzos por alcanzar la estabilización”, exponen.

Al 3 de noviembre, las reservas netas de pasivos del BCRA registraban un profundo déficit de US$ 8.400 millones, mientras que las reservas brutas eran de US$ 21.900 millones.

En el muy corto plazo, las medidas gubernamentales, como la liberalización cambiaria y la reducción significativa del gasto público, podrían provocar una mayor volatilidad financiera y las condiciones económicas podrían empeorar.

Por otra parte, Moody’s prevé un alto riesgo de default para 2024 o 2025, ante reservas en moneda fuerte prácticamente agotadas, opciones de financiamiento limitadas, un entorno político conflictivo y el manejo de las expectativas tanto de su electorado como de la comunidad financiera.